En este mundo tecnológico y
globalizado hace rato ya que la gente consigue citas en el mundo virtual. Decenas
de páginas de Internet y aplicaciones móviles se dedican a unir corazones solitarios. Poquísima gente se conoce a la antigua; en un bar, en una boda, el
amigo de un amigo…Los más nos lanzamos al ciberespacio a ver que nos depara. Y
allí, al igual que en la vida real es posible conocer desde un asesino serial
hasta un príncipe azul. Tengo amigas que conocieron a sus actuales esposos en Internet y también se de historias que perfectamente cabrían en una novela de
Stephen King. Pero si algo me ha llamado la atención en mi experiencia personal
es el síndrome “Mándame una foto”. Haces click con alguien, intercambian whatsapp y luego de una conversación
trivial él dice “a ver…mándame una foto”, a pesar de que tienes una en tu
perfil accedes a enviar un par, porque total, el tipo también tiene derecho a
comprobar con quien se está comunicando. Te dice que te ves bella y suelta “pero
mándame una foto sexy” y ahí caes en cuenta de que el sujeto en cuestión quiere
una foto de tus partes íntimas. Yo no soy puritana, ni tengo problemas con mi cuerpo, pero ¿por
qué carajo querría mandarle una foto desnuda a un desconocido? Y ¿por qué
alguien pide que le envíen fotos de genitales, cuando tiene cualquier variedad
de imágenes sexualmente explícitas gratis y a un click de distancia?
¿Acaso hemos banalizado
tanto las relaciones que ya ni siquiera interesa encontrarse para desnudarse
frente a frente? ¿O será que cosificamos
a las personas reduciéndolas a una imagen “hot”?
Yo particularmente me niego
a renunciar a una cena, unas copas y una conversación frente a frente. Una cosa
es que la tecnología sea un medio para conocer gente, pero la comunicación
verdadera se establece mirándose a los ojos y no con emojis.