martes, 26 de junio de 2012

No voy a ser la madre de tus hijos

He llegado a la conclusión de que los hombres diferencian a las mujeres en 2 categorías: las que podrían ser madres de sus hijos, que son las que tienen ciertas cualidades que le agradan como para mantener una relación duradera y las provisionales, con las cuales estarán un rato mientras aparece “la madre de sus hijos”. Cuando un hombre te ve potencial para una relación que va más allá del sexo ocasional en algún momento saca la preguntica: “¿Quieres tener más hijos?”, En ese momento paso automáticamente a la segunda categoría de mujeres. A estas alturas de mi vida no quiero ser la madre de los hijos de nadie, además de que a mi edad y con mi estilo de vida lo que puedo parir es al “chupacabras”. Pareciera que mientras una es fértil los hombres sienten la necesidad de perpetuar la especie, no sé si la causa son las feromonas que se emiten mientras se tiene la capacidad de producir óvulos o alguna programación ancestral, lo cierto es que en la edad fértil pareja estable se traduce en procreación. Por eso decidí que tendré una relación seria después de la menopausia, cuando el instinto de fecundación no sea un problema.

Siempre me han inspirado ternura las parejas que se enamoran en la adultez. Me hace ilusión vivir mi propia historia de “amor en los tiempos del cólera” y finalmente en la madurez (si llego a madurar en algún momento) encontrar ese “compañero” como dice la gente, que hace falta para compartir los achaques…Y viajar, leer, ir al cine, divertirse y todo lo que me gustaría hacer con alguien sin que en algún momento me pidiera tener hijos. Juntarse por el placer de la compañía y no para reproducirse, sin sentir la necesidad de transmitir nuestra información genética.

Después de haber recorrido más de la mitad de la vida dando tumbos buscando “el amor verdadero” encontrarlo finalmente debe ser como el tesoro al final del arco iris. No pierdo la esperanza de despertarme un día, mirar a quien duerma a mi lado y decir… “¡Aaaah es que el amor era esto!”, bien dicen que nunca es tarde cuando la dicha es buena.